Es el tiempo de juntarnos para enfrentar la adversidad. Ese debería ser el espíritu para el país, y para el planeta. En este momento de cambio, en medio de situaciones de tanta sensibilidad, es especialmente necesario unir a la gente. Propongo dos prioridades para la agenda, donde destaco el equilibrio como un factor esencial. Primero, la necesidad de un mayor equilibrio social, y por otro la urgencia de una respuesta desde el Ecuador ante los problemas ambientales, y una relación de mayor balance con la naturaleza. Que todos los ecuatorianos tengan las mismas oportunidades es un esfuerzo gigantesco. Se necesita la disposición de ánimo para lograr mayor equilibrio e igualdad de condiciones en la sociedad. Por otro lado, el cambio climático será el mayor de los desafíos. Es el problema más grave que tendremos que enfrentar en la humanidad. Todos somos parte de la naturaleza, y resultaría un suicidio seguirnos beneficiando de los recursos naturales sin límite. Tenemos que profundizar en mecanismos y soluciones viables desde el Ecuador. Es urgente reponer el daño acumulado al planeta y desacelerar toda actividad que incremente la temperatura de la atmósfera. Me ha impactado mirar estos mapas de Estados Unidos que demuestran el cambio de temperatura e irregularidad de las precipitaciones en los últimos 30 años, comparado con el promedio del siglo XX. Comparto estas imágenes recientes de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés), que demuestran la dramática alteración del clima. El creciente deterioro es evidente y esto está pasando en todo el mundo. Los efectos en las distintas formas de vida serán los mismos para todos. Desacelerar las acciones que incrementan la temperatura de la atmósfera son urgentes en el Ecuador.